domingo, 8 de junio de 2008
Inteligencia y cultura
Inteligencia y cultura no siempre son términos que van ligados expresamente. Cuantas veces no hemos escuchado a alguien hablar y hemos dicho:
- coño que inteligente es ese tío…, tiene razón en los que dice.
A veces es porque no sabemos un comino de lo que esta hablando, pero de todas maneras nos quedamos con la boca abierta y hasta llegamos a admirarle. Pues bien, he terminado un libro que recomiendo a mis buenos amigos: “La elegancia del erizo”, al principio me dije: que tía mas presumida esta Muriel Barbery, profesora de filosofía, nacida en Casablanca en 1969. Relativamente joven. Todas las personas nacidas después de ti son jóvenes mientras tu lo sigas siendo.
La referencia del libro me llegó escuchando un día la radio. Por lo visto se podía ver a la gente en el metro de París muerta de risa leyendo el libro. Este tipo de comentarios vende mas que una buena crítica literaria. Además, las críticas casi nunca las leo porque están escritas por pretenciosos que buscan protagonismo. En esta vida casi todo el mundo va en busca de protagonismo aunque sea solo por un día. Unos se presentan a concursos televisivos, otros se tiran a un famosos para luego contarlo a los cuatro vientos y aunque pensemos que lo que buscan es la fama yo creo que es mas bien protagonismo por un día. O como decía alguien que no recuerdo: “todo el mundo debería gozar de un día de fama” Muriel ha vendido mas de 600 mil copias en Francia y el libro se traduce a 20 idiomas. Para cualquier escritor es todo un éxito. A pesar del logro ha habido páginas que se me atragantaban. No sé si es la traducción al castellano, pero parecían soliloquios de Sánchez Dragó. Como uno de los personajes se dedicaba a escribir “ideas profundas”, al final resultaban tan profundas, que después de leídas tienes que volver atrás porque no has entendido una mierda. Están sobrecargadas de adjetivos, metáforas y pensamientos filosóficas que muchos de ellos no valen nada. Pero el problema radica en que los personajes de la novela son mega cultos: una niña de 12 años superdotada y una portera atípica. Les une que ambos personajes intentan pasar desapercibidos. En ese misterio está la magia de la novela. Que cada cual haga su lectura particular, para mi la niña más que superdotada es una maniaca depresiva, pirómana y atontada por su juventud. Sin embargo, la portera es un encanto de mujer que me ha recordado tanto a mi hermano mayor que esa es la razón por la que escribo estas líneas.
La nena hace una reflexión interesante sobre la inteligencia, ella misma considera la idea una banalidad, pero yo creo que es de las mejores cosas si mezclamos la idea con todos los ingredientes de la historia. La idea es que le inteligencia en sí, no tiene ningún valor, ni ningún interés. Cuanto de verdad hay en estas palabras y cuanta gente no hay por ahí con el propósito de ser inteligentes. Como si fuera algo que se puede comprar en el supermercado o encontrar en lo libros de auto estima. Hay mogollón de personas que son verdaderos cerebros en su profesión, pero si carecen de sensibilidad ante al arte, se quedan en eso: cerebritos privilegiados y nada mas. En Odessa los judíos establecían una diferencia entre una persona inteligente y un sabio. Para ellos inteligente es aquel que en situaciones difíciles siempre encuentra una salida airosa, mientras que el genio nunca cae en situaciones difíciles. No siempre la inteligencia va ligada a un conocimiento de la cultura en general. Quizás por eso decimos que callar o escuchar es de sabios.
En fin, tengo un hermano que es igualito que la portera. Espero que no se sienta ofendido cuando lea esto. Pero mas que inteligente o sabio es un personaje con una cultura general que sorprende cuando le conoces. Se parece a la portera en que no va por ahí pregonando que es un sabio, sino mas bien todo lo contrario. Tiene un trabajito de tres al cuarto que le da no todo el tiempo libre que quisiera, pero le ofrece la libertad necesaria como para leer y aprender cada día cosas nuevas. Porque estas personas nunca se detienen en su sed de conocimientos. Recordad aquello de: solo sé que no sé nada; o mientras más se sabe mas se sufre. La diferencia entre la portera y mi hermano es que ella delante de las personas se hacia pasar por tonta, y mi hermano no se calla las cosas cuando le tocan mucho las pelotas. Jamás polemiza desde una tribuna o pedestal como hacen muchos mal llamados inteligentes, sino siempre al mismo nivel que su oponente. Escribo esto para que busquéis a vuestro alrededor personas que a mi me gusta más llamarles culta que inteligentes, y que a pesar de tener ese don, yo creo que es un don, son sin embargo sencillas en sus maneras, nada pretenciosos, ni profundos, ni postmodernos antipáticos engreídos. En fin, un pequeño homenaje a mi hermano mayor que además, tiene casi la misma edad que la portera y la elegancia del erizo. Feliz cumpleaños brother.
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