sábado, 5 de abril de 2008

Manuel Moreno Fraginals in memoriam


Los caminos del señor son inescrutables e inagotables, tal es así que me licencié en historia y sin embargo hasta la fecha de hoy estoy muy lejos de llegar a ser un historiador al menos en el concepto que mi padre tenia de ello. Por lo tanto estas cosas no van con los genes sino mas bien con la vocación que tenga cada uno. En el perfil de este blog hablo de ser licenciado sin vocación suficiente... a mi padre vocación era lo que le sobraba. De ello tengo varias anécdotas que recuerdo de charlas familiares, sin embargo, ha llegado a mis manos un trabajo escrito por él recién cumplido los 25 años que me ha dejado pasmado. Recuerdo mis 25 años y lo comparo con los suyos y no cabe duda de que tenía por delante una brillante carrera como luego su prolífera vida ha demostrado. Hablamos del Diario del VII Congreso Nacional de Historia de México. Guanajuato, sept de 1945. Mi padre era solo un becario del Colegio de México, recién llegado y sin haber finalizado sus estudios de derecho en la Universidad de La Habana. La lectura de dicho diario dejan un placentero sabor de boca. Una pluma fácil, con dosis de sarcasmo, ironía y erudición. Hoy conocemos su particular forma de hacer historia, donde no solo las estadísticas juegan un papel importante, sino también los hombres que de ella formaron parte con todas sus virtudes y defectos, sus manifestaciones culturales: la poesía, la pintura, la literatura; la ideología; las relaciones sexuales: matrimoniales y extra matrimoniales; los vínculos de sangre, los ejércitos, la arquitectura, la alimentación, las relaciones comerciales y por su puesto la política. Un bosque que abarcamos desde la periferia al centro y la relación entre todos los sujetos que lo integran. En el diario Moreno deja bien claro cuales son los trabajos que mas le llaman la atención. Es un chaval de 25 años y con la seguridad del que ha estudiado y leído un poco de todo, es capaz de discrepar o resaltar aquello que le parece importante. Discute sobre la vida rural, los trajes religiosos, la minería, personajes históricos, la pintura, la literatura, políticos, en fin, como un sabio que domina la materia y sabe perfectamente que es lo que quiere y como se ha de presentar un trabajo de historia. Pero también es humilde pues cuando hay algo de lo que no sabe un comino, entonces sabe callar que es algo que pocos saben hacer. Y esa forma tan natural de ser, con una combinación de erudición y humildad es de las cosas que mejor recuerdo de mi padre y de las que me siento especialmente orgulloso. Puede que nunca llegue a ser historiador pero el legado de sencillez mezclado con sabiduría es lo mejor que me ha dejado. Creo que es algo imprescindible para saber querer y tratar a las personas, independientemente de su capacidad intelectual, raza, procedencia e incluso afinidad sexual. Gracias Papi por todo.

1 comentario:

El diablo cojuelo dijo...

Publicalo en la pagina. uena a que es algo no conocido o facil de acceder. A los que admiramos todos sus escritos nos gustaria compartir tu placer de leerlo.
Saludos