Con infinita alegría he acogido la noticia de la publicación de la biografía de Julio Lobo Olavarría. De momento sale en inglés con el título de “The Sugar King of Havana”, estoy seguro que no tardaremos mucho en encontrar una versión castellana, y es que Julio Lobo el rey del azúcar no solo de la Habana, sino del mundo entero, tuvo una vida llena de literatura: amasó probablemente la mayor fortuna de Cuba con todo lo que ello implicaba, fiestas de jet set rodeado de las celebridades de la época. Se cuenta que llenó una piscina de perfume para Esther Williams y que flirteó con Bette Davis; pero también sufrió un atentado en 1946 por negarse a pagar a unos mafiosos la suma de 50.000 dólares, y sin embargo, en 1952, proponía al Gobierno Cubano comprar la totalidad de la producción azucarera por la suma de 225 millones de dólares.
Aparte de todas estas frivolidades era un hombre sumamente culto, y un erudito en las finanzas internacionales. Mi padre que ha estudiado el azúcar cubano como nadie, contaba infinidad de anécdotas de Julio Lobo. Lobo poseía 14 ingenios azucareros pero ninguno de ellos se encontraba entre los grandes colosos de la época, el negocio estaba en la bolsa y no en la producción. En su despacho tenía línea directa con las bolsa de Nueva York, Londres y Tokio.
Con el crack de 1929, perdió mucho dinero, pero se recuperó con la II Guerra Mundial y el alza de los precios. Contaba mi padre que desde entonces, además de depositar dinero en el banco, lo dejaba al azar entre los libros de su biblioteca azucarera, la mas importante del mundo, y a pesar de afirmar el gobierno actual, de que se conserva íntegramente en la Biblioteca Nacional, mi padre, testigo del traslado de la residencia a la biblioteca, aseguraba que muchos de los volúmenes se perdieron por la forma irresponsable en que se realizó y más, cuando en el registro se encontraron cientos de miles de pesos cubanos entre las páginas de los libros. Algunos ejemplares fueron a parar a nuestra casa particular.
Quizá la razón por la que mas se le conoce hoy día en la Isla entre las nuevas generaciones es por el Museo Napoleónico. Coleccionista de todo lo relacionado con la Revolución francesa y Napoleón Bonaparte, juntó una de las mayores colecciones de objetos, manuscritos y libros de la época. Probablemente la mas importante fuera de las fronteras francesas. Algunos de estos manuscritos los pudo entregar clandestinamente en la Embajada Francesa de La Habana y fue lo que le permitió reunir cierta suma de dinero para vivir en el exilio, puesto que toda su fortuna fue nacionalizada por el gobierno llamado revolucionario. Una de las anécdotas mas interesantes del libro es una reunión con el Che cuando éste era Presidente del Banco Nacional. Por lo visto el comandante aspiraba a convertirlo en una especie de ministro del azúcar a sueldo fijo. Dos días después de la reunión abandonaba definitivamente la isla con una maleta en la cual solo llevaba un cepillo de dientes. Por lo visto fue el error de cálculo mas grave de su vida. Se sabe que financió con 25 mil dólares al movimiento 26 de julio, seguro hubo más pero solo hay pruebas de un recibo por este importe.
Siguiendo la estela de la Revolución Francesa, confiando en los revolucionarios, podríamos poner en boca de Julio Lobo la coletilla de Fouché cuando Napoleón mandó a secuestrar en terreno neutral al duque de Engen y éste comentó: "fue peor que un crimen: fue una equivocación."
Falleció en Madrid en el 5 de febrero de 1983 con una fortuna de 200 mil dólares. Me resulta increíble que sobre Julio Lobo Olavarría, no aparezca ni una nota en Wikipedia.
Creo que todo lo anterior expuesto son ejemplos mas que suficientes para buscar la biografía de Julio Lobo escrita por John Paul Rathbone, corresponsal y editor del financial Times para América Latina e hijo del exilio y amigo de la familia Lobo.