jueves, 26 de agosto de 2010

The Sugar King of Havana


Con infinita alegría he acogido la noticia de la publicación de la biografía de Julio Lobo Olavarría. De momento sale en inglés con el título de “The Sugar King of Havana”, estoy seguro que no tardaremos mucho en encontrar una versión castellana, y es que Julio Lobo el rey del azúcar no solo de la Habana, sino del mundo entero, tuvo una vida llena de literatura: amasó probablemente la mayor fortuna de Cuba con todo lo que ello implicaba, fiestas de jet set rodeado de las celebridades de la época. Se cuenta que llenó una piscina de perfume para Esther Williams y que flirteó con Bette Davis; pero también sufrió un atentado en 1946 por negarse a pagar a unos mafiosos la suma de 50.000 dólares, y sin embargo, en 1952, proponía al Gobierno Cubano comprar la totalidad de la producción azucarera por la suma de 225 millones de dólares.

Aparte de todas estas frivolidades era un hombre sumamente culto, y un erudito en las finanzas internacionales. Mi padre que ha estudiado el azúcar cubano como nadie, contaba infinidad de anécdotas de Julio Lobo. Lobo poseía 14 ingenios azucareros pero ninguno de ellos se encontraba entre los grandes colosos de la época, el negocio estaba en la bolsa y no en la producción. En su despacho tenía línea directa con las bolsa de Nueva York, Londres y Tokio.

Con el crack de 1929, perdió mucho dinero, pero se recuperó con la II Guerra Mundial y el alza de los precios. Contaba mi padre que desde entonces, además de depositar dinero en el banco, lo dejaba al azar entre los libros de su biblioteca azucarera, la mas importante del mundo, y a pesar de afirmar el gobierno actual, de que se conserva íntegramente en la Biblioteca Nacional, mi padre, testigo del traslado de la residencia a la biblioteca, aseguraba que muchos de los volúmenes se perdieron por la forma irresponsable en que se realizó y más, cuando en el registro se encontraron cientos de miles de pesos cubanos entre las páginas de los libros. Algunos ejemplares fueron a parar a nuestra casa particular.

Quizá la razón por la que mas se le conoce hoy día en la Isla entre las nuevas generaciones es por el Museo Napoleónico. Coleccionista de todo lo relacionado con la Revolución francesa y Napoleón Bonaparte, juntó una de las mayores colecciones de objetos, manuscritos y libros de la época. Probablemente la mas importante fuera de las fronteras francesas. Algunos de estos manuscritos los pudo entregar clandestinamente en la Embajada Francesa de La Habana y fue lo que le permitió reunir cierta suma de dinero para vivir en el exilio, puesto que toda su fortuna fue nacionalizada por el gobierno llamado revolucionario. Una de las anécdotas mas interesantes del libro es una reunión con el Che cuando éste era Presidente del Banco Nacional. Por lo visto el comandante aspiraba a convertirlo en una especie de ministro del azúcar a sueldo fijo. Dos días después de la reunión abandonaba definitivamente la isla con una maleta en la cual solo llevaba un cepillo de dientes. Por lo visto fue el error de cálculo mas grave de su vida. Se sabe que financió con 25 mil dólares al movimiento 26 de julio, seguro hubo más pero solo hay pruebas de un recibo por este importe.

Siguiendo la estela de la Revolución Francesa, confiando en los revolucionarios, podríamos poner en boca de Julio Lobo la coletilla de Fouché cuando Napoleón mandó a secuestrar en terreno neutral al duque de Engen y éste comentó: "fue peor que un crimen: fue una equivocación."

Falleció en Madrid en el 5 de febrero de 1983 con una fortuna de 200 mil dólares. Me resulta increíble que sobre Julio Lobo Olavarría, no aparezca ni una nota en Wikipedia.

Creo que todo lo anterior expuesto son ejemplos mas que suficientes para buscar la biografía de Julio Lobo escrita por John Paul Rathbone, corresponsal y editor del financial Times para América Latina e hijo del exilio y amigo de la familia Lobo.

jueves, 19 de agosto de 2010

Duerme tranquilo Abel

Ya pueden dormir tranquilo los Abel Prieto y demás guardianes de la cultura insular cubana puesto que Leonardo Padura, según ha manifestado a la prensa española, de MOMENTO no piensa abandonar la isla por tres razones, que bien podrían ser cuatro:

"Personal, familiar, literaria y cubana".

Esta noticia ha trascendido como la pólvora en los medios de comunicación que de una forma u otra tienen que ver con Cuba. Creo que con su declaración, el escritor deja una puerta abierta, puesto que si estas circunstancias cambian, entonces se podría plantear el abandono de la Isla. Los guardianes tendrán que velar porque esto no ocurra. Inteligente jugada del creador de Mario Conde, no en vano la fama le ha llegado sobre todo por sus novelas policiacas.

Pero yo me pregunto, ¿realmente esto es una noticia?

Que le importa a la gente donde vive un escritor que lo único que tiene que hacer es escribir y publicar. El número de autores que no residen en su país de origen, bien sean cubanos o no es muy alto. Así que esto no es algo destacable ni para el caso cubano. Como intelectual se le puede exigir un compromiso para que se decante por algún extremo de la balanza, pero a sabiendas de lo difícil que resulta hacer declaraciones en Cuba, quizá sea mejor dejarle tranquilo y no provocar que con sus confesiones cambien las circunstancias que le retienen en la Isla y se vea obligado a abandonarla. No convirtamos el periodismo en el arte de la provocación.

Mas importante me resulta el hecho de que Padura se encuentra en España invitado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo para impartir unos cursos de verano sobre la novela policiaca.

Los cursos de veranos son un gran invento: por una parte los jóvenes con inquietudes intelectuales pueden engordar sus curriculum participando en los mismos y por otra, las Universidades aprovechan para contar entre sus colaboradores a eminencias que en tiempos estivales prefieren por no poco dinero, impartir conferencias y cursos que en otras épocas del año les sería imposible. Todos salen beneficiados de esta relación.

Sin embargo los periodistas han relatado en sus crónicas como si nada pasara o fuera lo mas normal del mundo, que el escritor en lugar de hablar, por lo que le pagan que es la novela policiaca, ha preferido que sus alumnos acaben el curso, y cito textualmente, con un baño de realidad cubana.

Leonardo, con todos mis respetos porque desconozco en qué consiste ese baño de cubanidad; espero y deseo que no sea apología del castrismo y sus secuaces. Está muy bien que vivas en Cuba y publiques en España. Pero recuerda que lo que cobras en España, es lo que te permite vivir, salvando las distancias, como vivió el banquero español Mario Conde en la cárcel del Alcalá meco: lujo, pero en recluso.

jueves, 5 de agosto de 2010

Manual para pensar en libertad


El domingo pasado el diario El País publicaba un artículo de Juan Goytisolo: "Manual para pensar en libertad". Yo no soy de manuales, ni siquiera los de como enchufar el móvil a la corriente y sacarle mayor provecho. No me gustan y punto, pero cuando uno lee: manual para pensar en libertad, estoy seguro que mas de uno le echa un vistazo porque la libertad es algo que esta en déficit siempre. Titular ingenioso para un artículo de opinión que a su vez elogiaba un libro de Fernando Montaña Lagos, " Adiós a Dios". No me negarán que es otro título agudo y si se quiere clarividente, pues para hablar de la iglesia que mejor adjetivo que clarividente.
Una lectura al artículo deja bien claro esa fobia que sienten los españoles de nuestra generación + o - a todo lo que huele a feligresía, religión, devoción y demás cosas por el estilo siempre vinculadas al catolicismo, porque si hablamos de budismo, hinduismo, candomblé o santería, eso ya es otro cantar.
No quiero entrar a juzgar a la Iglesia, ni a sus embajadores o corderitos en la tierra, Dios me libre de ello, Amen; como los historiadores juzgaron la conquista de América creando la Leyenda Rosa y la Negra. Somos mayorcitos para saber que no todo es Blanco o Negro; pero pienso que los españoles sienten esa aversión en la misma proporción que muchos cubanos sentimos odio al Castrismo o Comunismo.
No hablo de aquellos españolitos a los que el párroco les tocó las nalgas cuando eran monaguillos, que también los hay y lógicamente tienen sus motivos para pensar así. Me refiero a la inmensa mayoría que se les suministró e inculcó la religión como un dogma cerrado sin fisuras. Sin fisuras no habría teólogos de la liberación; Teresa de Calcuta, Padre Casaldáliga o Vicente Ferrer, por citar solo unos ejemplos. El problema está en la forma, no en el contenido. Lo que nos han metido a nosotros en la cabeza, solo los cubanos lo saben, y sin embargo, sabemos que hay fisuras, o ¿no?
De todas formas creo que es un libro para leer y que recomiendo a mis paisanos de la isla por aquello de las afinidades electivas. Quien sabe si haciendo una lectura buscando coincidencias o semejanzas, el libro en realidad se convierte en un MANUAL PARA PENSAR EN LIBERTAD.