jueves, 11 de noviembre de 2010

Bibliotecas independientes

Dos escritos esta semana, uno aparecido en el diario El País y otro en el ABC, han llamado poderosamente mi atención. El asunto no es nuevo, la crisis mundial también ha afectado al mundo de la cultura

Por el diario el país hemos sabido que las devoluciones de los libreros este año han sido masivas. Según explica el diario la práctica general es dejar los libros en depósito unos tres meses y pasado el tiempo el librero si ve salida al producto lo compra o simplemente lo devuelve que es lo que está ocurriendo este año. Los almacenes de las editoriales están de devoluciones a tope. Los propietarios no han querido arriesgar. Los números no salen o como bien manifiestan: para más inri este año no ha habido superventas que pudieran compensar los balances. Es probable que en el último trimestre con ayuda del espíritu navideño y la última novela del flamante Nobel Vargas Llosa “El sueño del celta” o la última entrega de Ken Follet La Caída de los gigantes” se animen las ventas, pero así y todo, lo que está clarísimo es que los libreros no piensan asumir riesgos innecesarios; las editoriales están sufriendo por la caída de las ventas; los autores ven mermado sus ingresos; y los lectores…, ¿los lectores han dejado de leer? Pienso que no.

Aquí es donde entran en juego las bibliotecas y la entrevista del ABC a Paul Holdengraber director de programas de la Biblioteca pública de Nueva York. Un hombre que fue contratado como afirma en la entrevista: para que los leones de la entrada rujan y lo ha conseguido elevando el número de visitantes a niveles nunca antes alcanzados. Ello significa que las bibliotecas se reinventan a sí mismas. De templos del saber y acceso limitado, se convierten en centros de peregrinación motivados por eventos de todos tipos que acercan de forma diferente y amena a autores y lectores.

Esto es lo que me ha hecho pensar que independientemente de la crisis que sufre el sector editorial, el lector o amante de la lectura continúa leyendo, incluso me atrevería a afirmar que con más intensidad que antes, puesto que ahora vamos menos al cine, de conciertos o de copas. En este sentido las bibliotecas están jugando un papel trascendental. En mi caso particular que también he dejado de adquirir libros, puedo comentar el ejemplo de las bibliotecas públicas de Cataluña que han creado un fondo común de consulta online que permite con tu carnet de la biblioteca de pueblo, acceder a un libro que tiene otra pública a cientos de kilómetros de distancia. Resulta cómodo y no cuesta dinero.

Concluyendo:

  • · Estimados autores, no os deprimáis por la caída de las ventas, las leyes del mercado volverán a poner las cosas en su sitio.
  • · Las editoriales si tendrán que revisar con más cura los desequilibrios entre todo lo que se edita y lo que se vende independientemente de la apuesta que realicen por los nuevos valores.
  • · Y por último, sería fabuloso si un porcentaje de esos libros devueltos se pudieran enviar a la isla a través de ayudas gubernamentales para que las Bibliotecas Independientes de Cuba vean crecer sus depósitos y recuperen el protagonismo que tuvieron hace unos años. De esta forma, al igual que la biblioteca Pública de Nueva York o las de Cataluña se reinventen a si misma y sigan siendo de gran utilidad a todos aquellos que apostamos por la lectura.

Sugiero a todos aquellos que gestionan bibliotecas independientes en Cuba que se pongan en contacto con las editoriales españolas y busquen la forma de que les hagan llegar una parte de las devoluciones.

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