Por fin el presidente brasileño estuvo en Cuba y pudo ver al Comandante. A Lula le ha costado visitar la Isla pero por fin parece que pudo cumplir unos de sus deseos o del comandante. De veras qué no se quien estaba mas interesado, creo que el segundo. Es que además recordaréis las polémicas por lo del carburante vegetal que en Cuba no se hizo otra cosa que hablar del tema. Hasta la mesa redonda sin caballeros del rey invisible le dedicó varios programas. Bueno hasta aquí todo como siempre. Pero las declaraciones de Lula de que el presidente cubano esta inmejorable estado de salud y que esta en plenas facultades para volver al poder. Bueno esto no es pasarse un poco, sino bastante. Ya sabemos que la diplomacia es la diplomacia, pero se podía haber ahorrado esas palabras por mucho que le preguntaran. Lula no es médico y todo el mundo sabe que al poder no va a volver porque eso sería lo peor que nos pueda pasar. Un ser senil, que reconoce que ya no puede ni hablar en publico, que muchas de las reflexiones se las escriben y demás, lo que tiene que hacer es tomar el ejemplo de Carlos V de Alemania I de España y retirarse a un monasterio y dejar que la historia siga su curso. Cuando los dirigentes de turno que le visitan dicen esas cosas yo pienso: ¿qué hemos echo los cubanos para que tanta gente nos desee tanto daño?. Es como los españoles que viven horrorizados porque Fidel muera y vengan los americanos. Estamos en pleno siglo XXI, y aunque el mundo siga sin ser perfecto y persista mucha miseria el el planeta el caso particular de Cuba es injustificable. El pueblo a gritos pide cambios y por la desaparición física de Fidel empezarán dichos cambios. Así que menos tonterías de comparaciones absurdas y antimperialismo y cosas por el estilo. La gente en todas partes no solo en Cuba lo que quieren es vivir con un mínimo de decencia. Hasta Pablo Milanés esta hablando de los cambios y por cierto incluye entre dichos cambios una mayor libertad individual de las personas y la libertad individual solo se consigue con democracia. Así que a todos aquellos que siguen pensando que nuestro bienestar esta ligado a la figura de Fidel y sus compinches, que por favor se ahorren sus comentarios. Cuando preguntas a los españoles por qué viajan a Cuba son muchos los que responden porque cuando muera Fidel ya nada será igual y perdería todo su encanto. Cómo vive la gente y el sufrimiento del pueblo parece importarles un comino; para ellos visitar un régimen que no se sustenta por ningún lado puede ser tan exótico como visitar una aldea de pigmeos en el África.
Por otro lado estoy acabando el "Tumbas sin sosiego" de Rafeal Rojas. A todos aquellos que les guste los ensayos os lo recomiendo. No soy muy aficionado a los libros de Rojas, Ivan de la Nuez y demás jóvenes escritores que parecen atragantarse con el lenguaje. A veces pienso que todos quieren imitar a Lezama cuando Lezama es inimitable porque su lenguaje por muy barroco y rebuscado que sea de su pluma parecía brotar como algo natural. Estos chicos no hacen mas que añadir citas de celebres pensadores que solo leen los especialistas o si se quiere estudiosos que escriben solo para el gremio; pero este libro de Rojas galardonado con un premio de ensayo la verdad es que se deja leer y esta muy interesante. Podría decir aquí que me parece que este muchacho se está convirtiendo en heredero de los mejores ensayistas cubanos: Ortiz, Mañac, Vitier entre otros. Respecto al contenido, esa búsqueda del mito en la literatura a partir de la cual se originará nuestra identidad, la catalogación de escritores en católicos, republicanos y demás es una herramienta para darle forma a la investigación. Dudo que los autores que analiza, cuando escribían las cosas que escribieron, lo hicieron pensando en esas cosas que luego los historiadores catalogan y dan nombres para dar sentido a las cosas. En mi modesta opinión el mundo es mas sencillo de como lo pintan los filósofos. No resto mérito a su labor porque muchas veces nos ayuda a comprender ciertas cosas, pero en esa búsqueda de la verdad absoluta los mortales nos sentimos anonadados e incluso agobiados. Es como ver una película de Tartoski y otra de Jacki Chang. Del primero dirán que es una obra de arte y del segundo no dirán nada, pero ambas cumplen una función y que cada cual se quede con la que mas le gusta. Al borracho que bebe vino barato le importa un rábano la opinión del catador que cobra millones por decir que un vino es mejor que otro... en fin dejemos lo aquí porque esto puede llevar a una discusión infinita.
jueves, 24 de enero de 2008
jueves, 17 de enero de 2008
un buen rato
Hace unos días vinieron unos amigos a visitarme a Andorra. Por la noche cenamos y al día siguiente fuimos a esquiar. Visto así no parece nada del otro mundo a no ser que seas un fanático del deporte de invierno y cada posibilidad de esquiar resulte una experiencia inolvidable. Durante la cena reímos muchísimo y al día siguiente hizo un tiempo inmejorable para la practica del esquí: cielo despejado, la nieve fantástica, un poco dura para mi gusto pero buena. En definitiva un día como otro cualquiera. Sin embargo hoy, pasado varias jornadas me siento a pensar y de verdad que fue maravilloso que pudieran venir, que por un día dejaran sus obligaciones, esas que tenemos todos: trabajo, familia, responsabilidades en general con tal de pasarlo bien aunque solo sea por un rato. Y personalmente creo que mereció la pena. Y es que en esta vida para estar bien a veces se necesita bien poco. No hablo de felicidad porque ser feliz es casi una categoría filosófica de la cual mucha gente a escrito. Insisto, hablo de pasarlo bien y si se quiere de estar bien con uno mismo. En el mundo de hoy, sobre todo el occidental, ese que llaman desarrollado, las personas se crean demasiadas necesidades, vivimos obsesionados por el dinero y la seguridad que trasmite el tenerlo; también nos preocupa el éxito ya sea a nivel global o personal. Ser la envidia de los que te rodean es como un grado de prestigio (¿?). La imagen, un buen cuerpo y llevar siempre ropa de marca, no son sinónimos de salud, pero es otra de las cuestiones que nos obsesiona. Podríamos seguir enumerando cosas pero me parece más útil reflexionar, que engordar esta lista de cosas que no nos dejan disfrutar de los pequeños momentos, instantes si se quiere, pero que nos hacen sentirnos bien.
Uno de mis amigos está recién llegado de un viaje por Asia. Lo primero que me dijo es que la gente tiene bien poco pero son mas felices que nosotros. Los asiáticos quizás no piensan así porque son ellos los que quisieran visitar nuestro mundo y disfrutar de cuanto disponen las grandes ciudades. Creo que el problema consiste en que mientras deseemos o aspiremos a disfrutar lo que tiene el otro no seremos capaces de apreciar de lo que somos dueños. Yo hace tiempo que deje de buscar la felicidad y lo único que pretendo o aspiro en esta vida es que cuando tenga la edad de mi madre (89 años) si llego, es que mis hijos me quieran la mitad de lo que yo quiero a mi madre ahora. Me gustaría verles de mayor con sus propias vidas encaminadas y saber que he cumplido con mi etapa en la tierra. No quiero mas, ahora son pequeños (9 y 5 años) les arropo y transmito todo el cariño que puedo y la educación necesaria
y el tiempo ya dirá si lo he hecho bien o no, pero mientras tanto, intento disfrutar de esos instantes que me ofrece la vida, vivirlos intensamente con ellos, con su madre o mis amigos.
Y el otro día de veras que me lo pase de vicio: el reencuentro, la cena, las risas, las historias, la nieve, el cielo, el aire, el frío..., fueron unas horas ni tan siquiera llegó a las 24 que marcan el día, pero fueron suficientes como para llenar los pulmones de optimismo y esperar a otra oportunidad que no sé cuando tendrá lugar, pero de seguro que cuando llegue ese instante, sabré reconocerlo y decir: que bien me siento....., ¿eres feliz? no los sé....
Cuando era pequeño mi madre me preguntaba por lo que iba a pedir a los reyes y yo le preguntaba ¿y tu qué pides? y siempre contestaba lo mismo: un saco de paciencia que me dure todo el año. Criar cinco hijos debe ser muy duro, pero si sabes distinguir y apreciar en toda su intensidad esos instantes que te ofrece la vida de bienestar, no cabe duda de que la propia vida se hace mas llevadera y a los 89 años podrás decir también: que bien me siento...., ¿eres feliz? si, ahora si lo soy.....
lunes, 7 de enero de 2008
Andorra un país de los pirineos
desde hace aproximadamente ocho años, cada invierno me separo de mi mujer e hijos para venir a trabajar a Andorra por un periodo de tres meses y medio. Al principio era un cambio muy brusco, ahora es un uso común que aceptas como una etapa mas de tu vida. En este tiempo he ido descubriendo poco a poco el país: sus encantos y desencantos. El país es realmente pequeño, cubierto de montañas, lagos y pistas de esquí. Dispone de un centro termal obra de un arquitecto francés ideal para el relax y tratamientos varios. Pero Andorra destaca sobre todas las cosas por los deportes de invierno y las tiendas. Su población se calcula sobre unos 80 mil habitantes de los cuales andorranos son unos 20 mil y el resto es mano de obra procedente de Portugal, España y Francia. La visitan cada año cerca de 13 millones de personas, por lo que podemos afirmar que el país es rico, pues cada una de esas personas se dejan por lo menos de 300 a 500 euros cada uno en compras y demás. Pero en los últimos años, en los meses de enero, febrero y marzo se produce una invasión de rusos que si eres de aquellos que los sabes distinguir por el habla y la forma, tienes la sensacion de estar de visita en alguna ciudad de Rusia. Ayer mismo caminaba por el centro de la ciudad y la invasión era total. Los rusos celebraban su navidad según el viejo calendario y parecía que estaban todos e la calle. Costaba distinguir a alguien hablando en castellano o catalán que es la lengua oficial de país. Si entrabas en un centro comercial las dependientes si hablaban castellano pero el sonido del aire era básicamente en ruso. Todos ex-tabarichi porque ahora son gaspadin y madam y llevan los bolsillos llenos de fajos de 500 euros. Para los que estudiamos en la Unión Soviética y conocimos a los bolos de cerca el cambio es brutal. Esta claro que estos visitantes son una mínima parte del país ex-comunista y no constituyen una mayoría representativa, pero se les ve tan orgullosos, tan arrogantes que en fin como decía al principio llevo casi ocho años trabajando con ellos y todavía no me lo acabo de creer. Sus formas han cambiado, pero el contenido sigue siendo el mismo. Visten con ropas caras, sus mujeres destacan por su belleza, se depilan no apestan como antes pero siguen bebiendo vodka como kosakos y solo les gusta la comida de su país. Hay una nueva generación que viene abriéndose paso, desconocen lo que realmente fue el comunismo en ese país y se sienten tan occidentales como cualquier mortal de Europa, Asia o América del norte. Bueno eso es lo que ellos creen porque yo desde mi modesta opinión creo que siguen siendo tan arcaicos como los boyares que Pedro el grande tuvo que afeitar para modernizar el país en el siglo XVIII.
Pero en Andorra hay también una pequeña colonia de cubanos que trabajan y se han adaptados a las condiciones del clima como buenos cubanos que son. Tengo un amigo que dirije una cadena de tiendas de alquiler de esquí. Con el trabajan su hermano y otros conocidos y hay que ver como dominan todos los secretos del esquí, botas y tablas de snow. Simplemente han llegado y se han reciclado a lo que hay. Esquiar no los he visto, pero yo si esquío y un día que hacían una encuesta en una estación para saber la procedencia de los esquiadores cuando me toco el turno los encuestadores se quedaron helados nunca mejor dicho al saber que era cubano. No se cuantos cubanos regados por el mundo sabemos esquiar yo al menos me he titulado campeón nacional del deporte de invierno. Se que no soy el único porque un amigo de viaje por el Canadá profundo se encontró con otro cubano que llevaba un trineo con perros como si fuera lo que hubiera hecho toda su vida.
En Cuba el cambio esta relativamente cerca, espero que nuestra capacidad de adaptación nos sirva para ser mejores cambiando no solo las formas sino también los contenidos de nuestras almas.
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