Que me perdone mi memoria si es que es tan corta. En la revista “ENCUENTRO” que por cierto cumple 12 años: felicidades Jesús estes donde estés y Cia., por tan buen legado; hay una galería de fotos del Ministerio de Obras Públicas (MOP)
http://www.cubaencuentro.com/revista/layout/set/gallery/revista-encuentro/galerias/la-habana-en-obras/(filter)/thumbnail
Si son del MOP, ya os podéis imaginar que son del gobierno anterior o lo que es lo mismo, no pertenecen al gobierno revolucionario. He observado las fotos con paciencia y detenimiento en busca de algo. He mirado los edificios, las calles, los coches, los autobuses, los jardines, los anuncios, la gente, intentando encontrar algo que no sé qué es. Quizá es algo raro de explicar, pero muchas veces me pasa que estoy buscando algo sin saber exactamente el qué. Puede que por aquello de que sólo el que busca encuentra, éste ejercicio incomprensible se haya convertido en un reflejo incondicional de la mente. La verdad es que no sé como he llegado hasta aquí. La primera vez que pisé Barcelona fue en el verano de 1990. La ciudad estaba en plena efervescencia por las olimpiadas; todo estaba patas arriba y a medida que se acercaba la apertura de los juegos la ciudad iba cambiando de rostro: se iba rejuveneciendo sin el efecto de cremas milagrosas que retrasan la aparición de las arrugas. Por supuesto que no era el efecto de un milagro sino de todos los componentes que forman parte de una ciudad: el poder político, económico y social, todos en aras de un fin común: conseguir las mejores olimpiadas de la historia y abrir una ciudad al mundo. Todos sabemos que lo consiguieron. Mis primeras impresiones fueron quizá la de una ciudad hundida en el caos, impresiones influenciadas por los propios habitantes que estaban hartos de tanta obra, tanto polvo y tanto desorden. Luego pasaron las olimpiadas y las situación mejoró considerablemente, pero muy pronto volvió el caos, volvieron las obras, las calles cortadas, las nuevas estaciones de metro y así hasta el día de hoy. Siempre obras para mejorar la ciudad. Con el tiempo aunque te hartes un poco de todo esto, comprendes que a pesar de que muchas de las obras públicas que se llevan a cabo no son de tu agrado, en su gran mayoría, son obras necesarias. Y ese cambio constante no es solo producto de la especulación de los poderes económicos o obras faraónicas de los alcaldes por dejar un legado histórico de su mandato político, sino también un reflejo de la capacidad de una ciudad por reinventarse a si misma y ser así el centro de destino de mas de diez millones de turistas al año. En definitiva es el reflejo de una ciudad rica, rica en todos los sentidos.
Ya se que para saber que La Habana antes del gobierno actual era una ciudad rica, rica en todos los sentidos, como lo es hoy cualquier ciudad del primer mundo, (este tipo de definiciones no me gusta, pero bueno espero que me lo perdonen), no hace falta ver las fotos porque para eso están los libros y las estadísticas. Pero no en vano dicen: que más vale una imagen que mil palabras. El gobierno de Batista pudo ser todo lo cruel que quieran, así y todo me atrevo a decir que algún día se tendrá que revisar el papel de este hombre en la historia de Cuba; Fidel ha sido más cruel aun y ahí está el legado de cada uno. Estas fotos, las mires por donde las mires, ves un organismo estatal dando empleo a cientos o miles de personas y transformando la ciudad, limpiando su cara, construyendo nuevos edificios, abriendo avenidas, erigiendo monumentos, plazas, jardines, centros deportivos, fuentes, y el de Fidel (¿?), qué nos ha dejado. Quizás después de tantos años fuera de Cuba mi mente sea incapaz de recordar alguna obra de envergadura social parecida a las que aprecio en las fotos, una obra que queda no para la gloria de los políticos, sino para el disfrute de sus ciudadanos. ¿Qué proyecto ha construido el gobierno de los hermanos Castro del cual mis compatrotas se sienten orgullosos? Si es que ni siquiera hay ministerio de obras públicas, solo existe el Ministerio de la Construcción que hizo escuelas en el campo, hospitales, un trozo de la 8 vías, Alamar, y aquí mi memoria se queda en blanco. El Palacio de las Convenciones construido para la reunión de los No-Alineados no cuenta porque ese edificio no es de uso social. Quizá el Parque Lenin construido en 1972, la ampliación de calle 3 en Miramar que llegaba hasta 60 y se prolongó hasta el Comodoro, y hablo solo de la prolongación porque los hoteles a pesar de las recientes "reformas" tampoco son de uso social.
Ojala me equivoque y alguien me pueda refrescar la memoria, porque pienso que las obras públicas de la revolución simplemente no existen. Alguna habrá además de las aqui mencionadas, el bidé de Celia por ejemplo, como fuente, sirve dentro de la categoría; pero es que me tengo que estrujar el coco para recordalas. Hay más, tiene que haberlas, al menos asi quiero creerlo porque si despues de 50 años no hay nada es para decir: apaga y vámonos que esto es una mierda. Menos mal que los corruptos gobiernos anteriores y en especial el del “cruel”, del “villano” Batista, nos dejó lo que heredamos, porque de lo contrario, hoy La Habana sería un desierto. Los que nacimos en la decada del 60 al menos vimos algo. Los que nacieron en los años 80 y 90 estos poca cosa habrán visto.
Deseo que alguno de ustedes me refresque la memoria....
http://www.cubaencuentro.com/revista/layout/set/gallery/revista-encuentro/galerias/la-habana-en-obras/(filter)/thumbnail
Si son del MOP, ya os podéis imaginar que son del gobierno anterior o lo que es lo mismo, no pertenecen al gobierno revolucionario. He observado las fotos con paciencia y detenimiento en busca de algo. He mirado los edificios, las calles, los coches, los autobuses, los jardines, los anuncios, la gente, intentando encontrar algo que no sé qué es. Quizá es algo raro de explicar, pero muchas veces me pasa que estoy buscando algo sin saber exactamente el qué. Puede que por aquello de que sólo el que busca encuentra, éste ejercicio incomprensible se haya convertido en un reflejo incondicional de la mente. La verdad es que no sé como he llegado hasta aquí. La primera vez que pisé Barcelona fue en el verano de 1990. La ciudad estaba en plena efervescencia por las olimpiadas; todo estaba patas arriba y a medida que se acercaba la apertura de los juegos la ciudad iba cambiando de rostro: se iba rejuveneciendo sin el efecto de cremas milagrosas que retrasan la aparición de las arrugas. Por supuesto que no era el efecto de un milagro sino de todos los componentes que forman parte de una ciudad: el poder político, económico y social, todos en aras de un fin común: conseguir las mejores olimpiadas de la historia y abrir una ciudad al mundo. Todos sabemos que lo consiguieron. Mis primeras impresiones fueron quizá la de una ciudad hundida en el caos, impresiones influenciadas por los propios habitantes que estaban hartos de tanta obra, tanto polvo y tanto desorden. Luego pasaron las olimpiadas y las situación mejoró considerablemente, pero muy pronto volvió el caos, volvieron las obras, las calles cortadas, las nuevas estaciones de metro y así hasta el día de hoy. Siempre obras para mejorar la ciudad. Con el tiempo aunque te hartes un poco de todo esto, comprendes que a pesar de que muchas de las obras públicas que se llevan a cabo no son de tu agrado, en su gran mayoría, son obras necesarias. Y ese cambio constante no es solo producto de la especulación de los poderes económicos o obras faraónicas de los alcaldes por dejar un legado histórico de su mandato político, sino también un reflejo de la capacidad de una ciudad por reinventarse a si misma y ser así el centro de destino de mas de diez millones de turistas al año. En definitiva es el reflejo de una ciudad rica, rica en todos los sentidos.
Ya se que para saber que La Habana antes del gobierno actual era una ciudad rica, rica en todos los sentidos, como lo es hoy cualquier ciudad del primer mundo, (este tipo de definiciones no me gusta, pero bueno espero que me lo perdonen), no hace falta ver las fotos porque para eso están los libros y las estadísticas. Pero no en vano dicen: que más vale una imagen que mil palabras. El gobierno de Batista pudo ser todo lo cruel que quieran, así y todo me atrevo a decir que algún día se tendrá que revisar el papel de este hombre en la historia de Cuba; Fidel ha sido más cruel aun y ahí está el legado de cada uno. Estas fotos, las mires por donde las mires, ves un organismo estatal dando empleo a cientos o miles de personas y transformando la ciudad, limpiando su cara, construyendo nuevos edificios, abriendo avenidas, erigiendo monumentos, plazas, jardines, centros deportivos, fuentes, y el de Fidel (¿?), qué nos ha dejado. Quizás después de tantos años fuera de Cuba mi mente sea incapaz de recordar alguna obra de envergadura social parecida a las que aprecio en las fotos, una obra que queda no para la gloria de los políticos, sino para el disfrute de sus ciudadanos. ¿Qué proyecto ha construido el gobierno de los hermanos Castro del cual mis compatrotas se sienten orgullosos? Si es que ni siquiera hay ministerio de obras públicas, solo existe el Ministerio de la Construcción que hizo escuelas en el campo, hospitales, un trozo de la 8 vías, Alamar, y aquí mi memoria se queda en blanco. El Palacio de las Convenciones construido para la reunión de los No-Alineados no cuenta porque ese edificio no es de uso social. Quizá el Parque Lenin construido en 1972, la ampliación de calle 3 en Miramar que llegaba hasta 60 y se prolongó hasta el Comodoro, y hablo solo de la prolongación porque los hoteles a pesar de las recientes "reformas" tampoco son de uso social.
Ojala me equivoque y alguien me pueda refrescar la memoria, porque pienso que las obras públicas de la revolución simplemente no existen. Alguna habrá además de las aqui mencionadas, el bidé de Celia por ejemplo, como fuente, sirve dentro de la categoría; pero es que me tengo que estrujar el coco para recordalas. Hay más, tiene que haberlas, al menos asi quiero creerlo porque si despues de 50 años no hay nada es para decir: apaga y vámonos que esto es una mierda. Menos mal que los corruptos gobiernos anteriores y en especial el del “cruel”, del “villano” Batista, nos dejó lo que heredamos, porque de lo contrario, hoy La Habana sería un desierto. Los que nacimos en la decada del 60 al menos vimos algo. Los que nacieron en los años 80 y 90 estos poca cosa habrán visto.
Deseo que alguno de ustedes me refresque la memoria....